miércoles, 5 de septiembre de 2012

Guía Ryanair

Ryanair es una empresa que despierta opiniones muy polarizadas, generando grupos que la odian por considerarla lo peor del mundo y el colmo de la cutrez, y otros que la idolatran por abaratar hasta límites insospechados algunos destinos de vuelos antes prohibitivos.
Yo llevo unos cuantos vuelos con ellos, tanto domésticos (Madrid – Santiago y viceversa) como internacionales (Londres y Roma, desde Santiago también). Me gusta volar con ellos, sobre todo por el ahorro que supone respecto a las alternativas de aerolíneas “tradicionales” (sobre todo, Iberia), pero tampoco me ciegan sus campañas de márketing, y que la mayoría del tiempo su opción sea la más barata no evita que compruebe las alternativas de las otras compañías. Aún así, excepto una vez que viajé con Iberia, resultó la manera más barata de volar en avión cuando y a donde quería.
En este post intentaré contar la experiencia de haber volado con ellos, además de resolver una serie de FAQs, con dudas que algún amigo me ha hecho ante la posibilidad de viajar con ellos.

Paso 1: Entrar en su web…

Al iniciar el proceso de compra (o de valoración de los precios que tengan), es inevitable pasar por su web, ya que es la única manera de conocer sus vuelos y precios (en los stands de los aeropuertos no atienden nada más que alguna incidencia, que normalmente despachan a la central). Es una web hortera, sin florituras, pero que se deja usar. En este proceso se encuentra uno de los puntos más polémicos de Ryanair, y es que los precios que muestran en los primeros pasos de compra se ven aumentados con cargos poco comunes, como varios euros por pagar con tarjeta de crédito (el único modo de pago), seguros de viaje que intentan que compres o cargos por facturar equipaje. Realmente, los cargos que hacen por el simple hecho de pagar son casi abusivos (no el cargo, sino no mostrar un aviso en los pasos iniciales del recargo), y lo del seguro lo veo más razonable (simplemente escoges no adquirirlo).

Lo del precio exacto de los billetes es un tema aparte. Normalmente, cuanto más pronto se cojan, más baratos serán (como indica la lógica). Pero esto puede quedar invalidado por ofertas puntuales, que de vez en cuando ofrecen vuelos a un precio más bajo del habitual (y compensa aprovechar, ya que es la mejor opción para volar con ellos). Fuera de las promociones, el precio fluctua bastante en base a unos criterios que desconozco (pero que sospecho pueden incluir la “popularidad” de un vuelo – cuándo se comprueban sus precios, así conocería la demanda; el día de la semana en que se compruebe; y el casi seguro criterio de que cuanto más se llena el avión, más caras son las plazas).

Facturar o no facturar, he ahí la cuestión

Lo de las bolsas es un tema clave con Ryanair. El precio que se muestra (además de los recargos que digo) no incluye la facturación de ninguna bolsa, cuando en las compañías tradicionales sí se permite de una manera gratuita (al menos hasta ahora, a ver cómo se reforman para no desaparecer…). Es un elemento clave a tener en cuenta al comprar su precio con las alternativas si queremos llevar alguna maleta a mayores del equipaje de mano (al que se aplican las restricciones de objetos prohibidos en cabina, líquidos y demás), ya que supone engrosar el precio del billete en 32€ por una maleta (y unos exageradísimos 100 y pico euros por dos bultos).
Volando con más personas también entra en juego la posibilidad de facturar una maleta común y costear su precio entre todos, abaratando bastante el asunto…
El equipaje de mano tiene que ser como máximo de 55cm x 40cm x 20cm, y no puede ser de más de 10kg. En algunos aeropuertos son mucho más estrictos que en otros al comprobar las medidas, pero es recomendable no superarlas ya que podría tocar pagar una tasa adicional. No se puede llevar más de un bulto pero, de nuevo, si se va con más personas se puede recurrir a juntarlo todo en los bultos suficientes para pasar el embarque (por medidas, número y peso).

Los nombres creativos de los aeropuertos

Otra cosa a tener en cuenta es el criterio que siguen a la hora de poner el nombre a los aeropuertos, que es “laxo” cuanto menos, a la hora de denominarlos como la ciudad que ellos consideran más cercana e interesante como destino de vuelo. En Madrid o Santiago no hay problema, ya que operan desde los únicos que hay y no da lugar a confusiones, pero el destino que denominan como “Londres” es en realidad el aeropuerto de Stansted, que está a unos 50km del centro de la capital.
Con lo cual, hay que tener ojo a la hora de elegir aeropuerto, y tener en cuenta los gastos de ir hasta el centro de la ciudad, además del tiempo que llevará. Normalmente existen una serie de empresas que ofrecen servicios relacionados con sus vuelos, y dentro de este “ecosistema” hay transportes en autobús, tren, etc., a precios bastante buenos y cuyos horarios están sincronizados con los horarios de los vuelos. Suele ser una buena opción (a veces sale bien de precio comprar estos transportes antes por Internet, pero hay que tener en cuenta que en otras ocasiones durante el vuelo se ofrecerá adquirir estos servicios con cierto descuento).

Ryanair, la compañía de los fans de las colas

Otro gasto opcional es la prioridad de embarque. Este concepto nace del hecho de que en Ryanair los asientos no están numerados (se van escogiendo mediante el orden de acceso al avión), de modo que pagando esta tasa (de unos 9€) nos garantizan que estaremos los primeros en la cola, esperaremos menos y podremos escoger asiento. Lógicamente, si todo el mundo eligiese pagar esta tasa dejaría de tener ningún sentido, pero por mi experiencia puedo confirmar que los que volamos con Ryanair somos fans de las colas. Interminables y largas colas frente al stand de embarque de la compañía.
No lo entiendo demasiado, ya que sólo se tendrá problemas para escoger un sitio molón si el avión se llena, pero la gente suele ponerse a hacer cola desde 20 o 30 minutos antes del embarque. Yo, prefiero esperar a embarcar sentado, y acoplarme al final de la cola cuando todo el mundo haya entrado, o en su defecto (si vuelo con varias personas), ponerme a la cola cuando queden unos pocos minutos para el embarque (más que nada, porque las colas se guardan de pie).

Ya tenemos billete, ¿qué tal lo de volar?


Por lo demás, todos los procesos relacionados con el viaje se realizan de la manera más barata (para la compañía) posible. La tarjeta de embarque la debes imprimir en casa (o pagar una cantidad muy abultada por recibirla en sus stands de facturación – unos 25€, creo- , si no facturas). Una vez la gente está en la cola para el embarque, los empleados de tierra de Ryanair pasan pidiendo a la gente que recorten la parte para el viajero y la parte que se quedan ellos, para agilizar el proceso.
Para ahorrar los costes de operación en los aeropuertos, tienen las puertas de embarque más lejanas (supongo que serán más baratas) y las ocupan durante el menor tiempo posible (ya que sus empleados multiusos hacen otras tareas hasta la hora del embarque). Esto implica que hay que tener en cuenta que, normalmente, tocará caminar un rato hasta llegar a las puertas de embarque, es mejor llegar con tiempo de sobra (y así, si eres fan de las colas puedes empezar a crear corrillo…).
El acceso al avión es variado. A veces se hace andando (si está cerca el avión, en pista, y no llueve), otras en autobús (si llueve o está lejos), y otras directamente mediante una pasarela.
Los aviones no tienen plazas numeradas, como decía, y tienen seis asientos por fila, separados por un pasillo central. No hay ningún tipo de separación entre categorías (porque no existen), así que todos los asientos son igual de grandes (excepto los de las salidas de emergencia, más amplios), y las primeras filas están reservadas para uso de Ryanair (y también sitúan en estas a pasajeros con movilidad reducida o con necesidades especiales).

Seguro que son inpuntuales y por eso son baratos…


En cuanto a la puntualidad, en mis vuelos he tenido la misma experiencia que con otras compañías. Suelen volar a tiempo (alrededor del 70% conmigo), pero a veces tienen imprevistos y se ven obligados a retrasar las horas de embarque (con una comunicación a veces deficiente, que han mejorado las últimas veces que he volado con ellos). La duración de los vuelos suele ser la que indican (aunque creo que suelen estimar al alza, y así pueden decir que llegan antes de tiempo y dar la ocasión de aplaudir a los paletos), y de momento no he tenido ninguna cancelación.
Uno de los problemas que hay es que en la mayoría de aeropuertos no tienen aviones parados, usando el que viene en el vuelo anterior. Con lo cual, si en el chequeo previo detectan algún error que no puedan subsanar, será necesario esperar a que llegue otro vacío desde una de sus bases… Con las mismas, si el vuelo es de vuelta y el anterior llegar con retraso, es impepinable que te va a tocar esperar por lo menos hasta que llegue. Pero tampoco es lo común, normalmente en cuanto baja la gente del vuelo anterior (en caso de ser un vuelo de vuelta), se hacen las comprobaciones necesarias y se empieza a embarcar rápidamente.

Me alegro por el tocho, pero ¿compensa?

La decisión final de si compensa o no volar con ellos es totalmente personal. Yo sí prefiero adaptarme a las pegas que tiene viajar con ellos, a cambio de obtener vuelos a un precio lo más barato posible. Entre otras cosas, porque cuando es un viaje de vacaciones, así puedo dedicarlo a gastar en el destino o en un extracaro desayuno de aeropuerto…
Pero como he contado, tampoco es la panacea. Tiene desventajas (algunos aeropuertos lejanos, colas y demás), y si no estás dispuesto a aguantarlas, es mejor optar por una opción más cara que se adapte mejor a lo que buscas. Pero al menos podrás escoger con conocimiento de causa :-)

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